lunes, 8 de enero de 2007

Día 2



El nuevo día nos despierta (Río en sequía de icaño) con ruido de gallinas que picoteaban los restos de comida que quedaron cerca de nuestra carpa, levantamos campamento y luego de dar una vuelta por el pueblo en busca de información sobre algún vehiculo que partiese hacia Ancasti, con resultados negativos, salimos a ruta que ya se hacia de tierra a esperar el milagro.
Nos avisan que en el futuro camino tengamos cuidado porque había leones, víboras y mujeres… por ahí nos levanto un camionero hincha de gimnasia la plata muy piola: Leandro, que llevaba asfalto para construir la ruta (o sea que otro no iba a pasar) El camino era de monte selva virgen, y el camión se quedo en una curva y tuvo que bajar una maquina a subirlo. El camionero por supuesto agradece las fotos que le servirán de testimonio para que la empresa no lo vuelvan a mandar por aca.
Pasamos luego por ancasti, donde los burros y vacas andan como perros, y a la vez, estos parecen ovejas, pueblo chiquito de pintoresca plaza e iglesia.
Unos Km después esta Anquistila, totalmente distinto a icaño, donde el contexto y paisaje cambia totalmente entre los dos pueblos de interior-interior de Catamarca. En Anquistila el clima es bastante agradable y su arroyo que pedía asado y no le dimos, es como una mini villa veraniega, con un par de coquetos edificios en piedra…
En un kiosco frente al arroyo paran los colectiveros compadritos que van o vienen de la capital provincial, donde recién a as 4 de la tarde se baja el diario de la mañana.
Mas a la tarde la chata de vialidad nos deja unos 20 km hacia dentro, llendo de Anquistila a la Capital, donde estaban haciendo un guardaganado, levándose a los obreros de vuelta nos quedamos en el medio de nada… sabíamos que cada determinada cantidad de km había refugios donde podíamos parar por si se hacia de noche, que parecían bañitos o paradas de bondis le sirven a los campesinos de la zona en épocas de mucho frío para esperar transporte o juntar el ganado… estábamos a un par de miles de metros de altura con un paisaje inmenso.
Pero por suerte nos levanto el ingeniero catamarqueño Ariel Casco, bajando por la cuesta del portezuelo, de zigzaes y vistas impresionantes. Después de una mini guía, nos dejo después de San isidro (ruta 1 que va a la puerta) donde nos tomamos un bondi urbano de un peso hasta Las Pirquitas, llegando de noche en medio del pueblo frente a una plaza circular de 4 entradas y rejas.
Muy grato fue ver esa noche bajando del colectivo a todos esos chicos con sus tambores y redoblantes dueños de esa placita, porque de eso se trata usar el espacio publico, sociabilizar… Todo era calma, preguntamos y nos dijeron que podíamos dormir al frente, cerca de una cancha de básquet, ahí fuimos luego de sándwich y fruta… Se levanto esa noche tremendo viento que no pudo contra nuestra carpita.

No hay comentarios: