jueves, 25 de enero de 2007

13 Y 14 de Enero, el eterno camion:




Temprano en la ruta esperamos el transporte que nos permita recorrer el ultimo trecho de la ruta 9 Argentina y llegar a la frontera con Bolivia. Solo 40 min de espera bastaron para que una camionetita nos diese el empujón final hacia La Quiaca, un pueblo que es sinónimo de lejanía en el dialecto popular Argentino.
La frontera que separa ambos países son solo 50 mts, donde a diferencia de la frontera este ( Positos-Yacuiba), aquí no se ven los hombres y mujeres cargando sobre sus lomos bolsas de 50 kg de un lado a otro por 20 centavos.
El tramite burocrático de migraciones fue sencillo, pero no pudimos conseguir los 90 días que pedimos y solo nos tuvimos que conformar con 30.
Al ingresar a Villazon (primer pueblo Boliviano) se llega, no solo a un nuevo Estado, además se esta cruzando una barrera cultural bien marcada, donde las reglas del juego cambian y uno no entiende como puede ser posible que solo 50 mts sumados a tramites y trabas burocráticas puedan separar culturas.
En Villazon su gente viste típicamente, las cholas con sus polleras largas y coloridas llevan a cuestas, en bellos mantos, a sus hijos que contemplan a los turistas desorientados. Abundan los puestitos callejeros donde se vende todo lo que uno busque, desde comida hasta repuestos de autos, cuyos precios también varían dependiendo de la cara del turista y su habilidad para el regateo. Se nota también la escasa higiene que caracteriza a Bolivia, no hay basureros y se suelen leerse carteles donde se multa a los lugareños si arrojan basura o hacen sus necesidades al aire libre.
El viajar a dedo gratis en Bolivia es todo un desafío, ya que aquí no hay muchos vehículos particulares y se acostumbra a cobrar por el tramo llevado. Tomamos la decisión de buscar un camión que nos cobre menos que el colectivo para ir hacia Potosí, y conseguimos uno por 40 bs c/u (el colectivo, aquí lo llaman flota, nos cobraba 90 bs c/u).
Partimos a las 18 hs en un camión que transportaba harina pensando que llegaríamos a Potosí a la mañana temprano como nos dijo el conductor, sin embargo nuestro viaje en camión paso de ser una aventura de 18 hs a ser una tortura de 32 hs. A las 23 hs nos encontrábamos en Tupiza y comenzó a llover, lo cual no seria problema sino fuese que íbamos a la intemperie sobre cientos de bolsas de harina, por suerte el chofer ( un personaje raro que no hablaba, paraba cuando quería y arrancaba sin avisar, casi nos deja) se detuvo a colocar un toldo para que no se mojen “las bolsas de harina”.
El camino estaba todo embarrado, por que es de tierra y los ríos cortan muchas veces el paso, lo que hizo que el chofer se detenga varias veces en la noche y no hayamos podido avanzar mas que 40 km en toda la noche.
El 14 de Enero nos encontró sobre la harina sin hornear y con mas hambre que el Chavo, sin haber avanzado ni un cuarto del trayecto. Por suerte el camión comenzó a ganar terreno, ya que la lluvia había cesado, y cuando parecía que llegaríamos esa tarde una avalancha de sucesos inesperados nos retrazo, el camión en el que veníamos rompió el balancín y no pudo continuar, por lo que tuvimos que cambiar de camión el cual rompió una correa que nos demoro un buen tiempo. Además esa tarde un gran rió nos demoro 4 hs, ya que los camioneros no se animaban a cruzarlo por que había un colectivo que hacia desde las 5 am que estaba allí enterrado hasta la mitad. Por suerte una maquina niveladora emparejo el camino y cruzamos. Llegamos a Potosí a la 1 am del 15 de Enero, y como era de noche y la ciudad es peligrosa, el chofer nos invito a quedarnos a dormir otra noche mas en un camión, por suerte este también era de harina y cómodo para dormir.
Lo que se rescata de esta aventura es que pudimos parar en cada poblado de esta dificultosa ruta, donde se puede ver a sus habitantes, que aun hablan quechua y no entienden nada de español, subir a los cerros a buscar sus cultivos y hojas de coca, también se los ve por el costado del camino recorriendo varios km para llegar de un poblado a otro. Esta gente, la mayoría analfabeta, vive de la cría de cabras, cerdos y de sus cultivos, donde se puede ver el predominio del maíz.
Para finalizar este escrito debo confesar que llevo 6 días sin bañarme, todo un record, por lo que la pagina en vez de llamarse patas sucias se debería llamar “b.... sucias”...jajaja!!!

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