martes, 9 de enero de 2007

28, 29 y 30 de diciembre...



Nos levantamos temprano por que lloviznaba y el viento empujaba nuestra carpa la cual habíamos armado frente a la plaza del pueblo. Luego de desayunar emprendimos viaje por un sendero de montaña hacia el dique Las Pirquitas, que debo admitir me dejo en ruinas. Al mediodía salimos desde el dique a la ruta con el objetivo de llegar a La Puerta, villa veraniega donde Pablo Arriges, amigo y compañero de facultad de Luciano, posee una hermosa cabaña de descanso. Nos levanto el cura párroco del pueblo y nos dejo frente a la plaza que solo estaba a dos cuadras del río. La plaza nos llamo a atención por que poseía una especie de molinete en sus esquinas pintados de color naranja fuerte que la hacían resaltar y le daban un rasgo particular. El río es bastante ancho aunque en esta época no esta tan caudaloso, pero nos sirvió para refrescarnos de tan agobiante calor. L a Puerta se encuentra a 800 msnm, rodeada de montañas verdes y una abundante vegetación en la que predominan los palos borrachos y los nogales.
Caminamos 7 km con las mochilas desde el centro del pueblo hasta la casa de Pablo, la cual encontramos preguntando a los lugareños, ya que no teníamos la dirección, por que Luciano perdió el día anterior (en el auto del Ingeniero) el libro con todas las anotaciones. Al fin la encontramos pero nos dimos con la sorpresa de que no había nadie en ella, entonces no tuvimos mas remedio que esperar armando campamento en el patio. Nuestra espera se extendió por dos días más, durante los cuales caminábamos por día 28 km (14 a la mañana y 14 a la tarde, para ir hasta el centro de pueblo) lo que nos sirvió como entrenamiento para afrontar la largas caminatas que a veces implican salir al punto justo para hacer dedo. Durante esos días nos limitamos a lavar ropa, leer y escribir un poco, hasta que el 30 a la tarde llega Pablo junto a su padre Chicho y su madre, que nos trataron de maravilla dándonos todas las comodidades. Esa noche se festejo el encuentro con un rico pollo con verduras a la cacerola que Pablo preparo, acompañada de una damajuana de vino y largas charlas que se extendieron hasta el amanecer.
Aca dejo una pequeña estrofa dedicada a la luna de aquella noche en La Puerta…

VEO PASAR LOS OJOS CEGADOS DE LA NOCHE...
PORQUE ESTAS TAN BELLA QUE RELUCES,
PORQUE ESTAS TAN LLENA QUE ME INCLUYES.

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