domingo, 4 de marzo de 2007

Ipiales y Cali, Colombia.







El 20 de Febrero amanecimos con un Quito tranquilo y mojado.
Partimos hacia Tulcán, en la frontera con Colombia. Allí hicimos los trámites correspondientes a migraciones y tomamos un taxi hasta Ipiales, ciudad colombiana agitada y desordenada.
Me llamo la atención que todos los negocios incluyendo restorán cerraran a las 19 hs.
A la mañana siguiente caminamos 7 km hacia un pueblo llamado Las Lajas. Allí se encuentra una imponente Iglesia de construcción neogótica, alzada sobre un caudaloso río entre2 montañas. Miles de fieles se congregan cada día para adorar y solicitar la ayuda de la Virgen de Lajas, cuya imagen se hizo presente en una gran roca que hoy esta en el altar de la Iglesia. Frente a la misma cae una gran cascada de unos 25 metros de altura que dan, junto a las palomas y las flores, un ambiente de paz.
De regreso a Ipiales conseguimos el primer dedo en Colombia, país de gente muy amigable y alegre, lo que nos llevo a pensar que seria fácil continuar viaje mediante el autostop… Error, estuvimos varias horas al costado del camino intentando que alguien nos lleve a la ciudad de Cali, y finalmente tuvimos que tomar nuevamente el colectivo.
En Colombia hay una fuerte presencia militar, sin embargo el control que realizan es nulo y parecen hacer solo acto de presencia.
El 22 de Febrero llegamos a Cali, la ciudad de la salsa y las bellas mujeres. En aire se mezclan la rumba con el aroma a café. Por las calles el calor se hace sentir, abundan los puestos de frutas y jugos, las plazas con palmeras y elbello color de su gente morena.Recorrimos los lugares históricos y artísticos, como el gato de Tejeda y el centro cultural y por la noche ingresamos a un salón de salsa, donde no pudimos mostrar nuestras habilidades por que no había ninguna señorita desocupada.

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